El Salvador ha dado hoy una demostración de solidaridad al mundo al donar una parte de las vacunas anti-COVID-19 a pobladores de siete municipios de Honduras que están en una desesperada situación ante los estragos que causa la pandemia. Cuando se tiene la voluntad de ayudar no hay pretextos ni fronteras que lo impidan, y el Presidente de la República, Nayib Bukele, no hizo oídos sordos a la petición de los alcaldes hondureños y la respuesta fue inmediata.
A menos de una semana de que los alcaldes grabaron videos solicitando la ayuda al Presidente salvadoreño, las vacunas llegaron este jueves 13 de mayo al vecino país, donde las autoridades se encargarán de proteger el fármaco y distribuirlo hacia la población de mayor riesgo en las diferentes localidades.
El envío de vacunas no es un préstamo, ni venta, tampoco un intercambio, se trata de un donativo, como un claro ejemplo de humanidad para ayudar a salvar vidas en este periodo difícil por el que están pasando los hermanos hondureños. Las opiniones de los detractores y opositores políticos del Gobierno, como ha ocurrido en otras ocasiones, no tienen sentido porque cuando se trata de ayudar desinteresadamente a otros, la política está de más. La donación de vacunas a Honduras es un acto sin precedente.
En un periodo en que las vacunas anti-COVID-19 es uno de los bienes más preciados en el mundo, debido a la escasez por la enorme demanda, el donativo es un acto cien por ciento de humanidad. El pueblo salvadoreño no queda desprotegido porque el Gobierno tiene seguras las dosis necesarias para inmunizar a la población meta. El Plan Nacional de Vacunación no será interrumpido porque hay vacunas en existencia dentro del territorio y se espera el arribo de más dosis.
El manejo de la pandemia que ha desarrollado el Gobierno del Presidente Nayib Bukele es un ejemplo para el mundo. El país tiene la menor cantidad de contagios y letalidades en Centroamérica, como producto de todas las estrategias sanitarias.