En medio de la mayor crisis sanitaria de la historia reciente del país y del mundo, el Presidente de la República, Nayib Bukele, continúa posicionado en el contexto internacional como el mandatario mejor evaluado entre 19 de América y nueve de Europa, Asia y Australia, hecho que confirma que sus decisiones, su forma de gobernar y su liderazgo, conducen a El Salvador por un buen camino hacia los cambios ofrecidos y las promesas de su programa de Gobierno.
El estudio, hecho por la casa encuestadora Mitofsky, ubica al gobernante salvadoreño en primer lugar, con 84 puntos porcentuales, lo que lo coloca en una categoría sobresaliente, superando a líderes de la República de Irlanda, Alemania, Perú e Italia, entre otros. En relación con la última encuesta similar de Mitofsky, el dignatario salvadoreño subió 3%.
Por ello, ese dato confirma el respaldo que recibe el mandatario por parte de la población y refleja el trabajo que se ha hecho para enfrentar los problemas nacionales, sobre todo la inseguridad, en sus primeros seis meses, y luego el COVID-19 en los últimos cinco.
Según el estudio de Mitofsky, el Presidente Bukele es el único mandatario que logra una aprobación que supera el 80% en 13 meses de gestión, seguido por Martín Vizcarra, de Perú con 65% y Luis Alberto Lacalle, gobernante de Uruguay con 63%.
Si hacemos el contraste a nivel mundial, el jefe de Estado salvadoreño está sobre gobernantes como Donald Trump (Estados Unidos) con 42%, Manuel López Obrador (México) con 52%, Angela Merkel (Alemania) con 71%, y Boris Johnson (Reino Unido) con 39%, entre otros.
Según Mitofsky, estas mediciones son una forma de evaluar el trabajo de los gobernantes a través de cinco categorías de aprobación: sobresaliente (donde se encuentra el Presidente Bukele), alta, media, baja y muy baja.
Es de enfatizar que este tipo de estudios de opinión pública confirman que el Gobierno del Presidente Bukele tiene una alta aceptación y está impulsando políticas y proyectos para favorecer el desarrollo del país, incluso en medio de la pandemia de COVID-19 y la oposición de sectores políticos, económicos y sociales que están desvinculados de la realidad que hoy vive El Salvador.