Historia de Casa Presidencial
En menos de un siglo, El Salvador ha presenciado varios cambios de residencias y despachos presidenciales, entre cuyas puertas y paredes se ha forjado buena parte de las decisiones y vaivenes de la historia nacional. Como resultado, «Casa Presidencial» en El Salvador se refiere a diferentes locaciones.
Una es la residencia oficial del presidente, la cual está ubicada en la Avenida Masferrer, aproximadamente tres cuadras al norte del redondel Masferrer, en la parte alta de la Colonia Escalón (también conocida como Lomas Verdes). La segunda «Casa Presidencial» son las oficinas antiguas en San Jacinto. Estas oficinas fueron abandonadas en el 2001. La tercera Casa Presidencial es la oficina presidencial, ubicada sobre la alameda Dr. Manuel Enrique Araujo, No. 5500, colonia San Benito, San Salvador.
El 20 de junio de 1911, por mandato del presidente doctor Manuel Enrique Araujo, el Estado salvadoreño adquirió Quinta Natalia, hasta entonces propiedad de Pedro Ramos. Fue comprada por doce mil colones. La construcción de la residencia oficial (La Casona) empezó también en 1911. Esta propiedad estaba situada en el barrio San Jacinto, al sur de la ciudad capital.
Existe evidencia de que esta área ha estado ocupada desde la época precolombina, por los numerosos artefactos arqueológicos encontrados allí.
El 9 de mayo de 1912, el organismo legislativo aprobó la contratación de firmas nacionales, norteamericanas y europeas para la construcción de diferentes edificios, incluyendo la destinada «Escuela Normal para Maestros» que se convertiría después en «Escuela Normal para Varones».
El presidente Carlos Meléndez colocó la primera piedra del nuevo edificio, el 21 de septiembre de 1913. Erigida por el ingeniero Luis Fleury y por el arquitecto italiano Gino L. Zaccagna. La estructura fue dañada gravemente por los terremotos del Jueves de Corpus Christi (7 de junio de 1917), y del lunes 28 de abril de 1919. Este edificio, casi en su totalidad, es fruto del trabajo de Luis Fleury, diseñador francés que combinó el elegante estilo Clásico con el Art Nouveau.
La finalización de esta obra se retrasó por diversos motivos, entre ellos el daño sufrido durante los terremotos y la Primera Guerra Mundial. Fue terminada en 1921, pero no fue hasta la mañana del sábado 9 de agosto de 1924 que el edificio, ya remodelado y restaurado por el arquitecto Amalio Lara, fue puesto en funcionamiento. Así empezó oficialmente como la «Escuela Normal para Varones».
En 1931, después del golpe de estado contra el presidente ingeniero Arturo Araujo, el general Maximiliano Hernández Martínez tomó la presidencia, que oficialmente se ubicó en la residencia del cuartel «El Zapote». Debido a las dificultades políticas, económicas y sociales por las que pasaba el país, y también por los problemas de seguridad, en enero de 1932, el general Hernández Martínez, su esposa y sus hijas, residieron en esa casa, hasta su destitución el martes 9 de mayo de 1944. Allí también habitaron las familias de sus sucesores: el general Andrés Ignacio Menéndez, el coronel Osmín Aguirre y Salinas y el general Salvador Castaneda Castro.
Los miembros del Consejo Revolucionario de Gobierno, La Junta de Gobierno, el Directorio Cívico Militar, los integrantes de tres juntas revolucionarias de gobierno, el doctor Álvaro Magaña, el ingeniero José Napoleón Duarte, el licenciado Alfredo Cristiani, el doctor Armando Calderón Sol y, finalmente, el licenciado Francisco Flores no habitaron «La Casona», pero sí utilizaron sus salones como despacho y demás asuntos oficiales.
Los cincuenta y sesenta fueron décadas de importante crecimiento económico en el país, debido al alza internacional de los precios del café. Algunos le llaman la «Época Dorada de El Salvador». Esta abundancia fue representada en el esplendor y fama que las recepciones y fiestas que Casa Presidencial ofrecía.
Cada presidente que gobernó esta mansión ha intentado darle a la decoración su propio toque personal, como la remodelación del edificio, cambio de alfombras, el papel tapiz, o bien agregando cualquier obra de arte a la colección. Algunos de sus adornos y elementos de las habitaciones actuales pertenecieron a las anteriores casas presidenciales. Entre estos se puede mencionar los espejos de la era Victoriana que adornan el salón de honor, la colección de pinturas que decoran los pasillos principales, que fueron pintados entre 1957 y 1959 por el artista chileno Luis Vergara Ahumada, con la guía histórica del profesor Jorge Lardé y Larín, durante la administración del teniente coronel José María Lemus.
Los trabajos de remodelación finalizaron durante la administración del Dr. Armando Calderón Sol. Fueron coordinados por el secretario privado de la presidencia, Ángel Benjamín Cestoni, y supervisado por la diseñadora de interiores María Eugenia Perla. La Casa Presidencial del barrio San Jacinto resultó con daños severos a raíz del sismo de 7.6 grados en la escala de Richter, que sacudió a todo el territorio nacional a las 11:35 horas del sábado 13 de enero de 2001, durante la administración de Francisco Flores.
Las áreas más afectadas fueron el comedor presidencial, la cocina, la secretaría técnica y las escaleras de acceso al despacho del presidente Flores. Dada la gravedad de la situación, el mandatario y su equipo de colaboradores más cercanos se trasladaron esa misma tarde a las instalaciones de la entonces Feria Internacional (FIES), hoy Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), ubicada en la colonia San Benito, al poniente de la capital. Residencia Presidencia, ubicada en la colonia Escalón, también sirvió para solventar algunos asuntos ejecutivos.
Tras la ocupación de estos lugares provisionales, se determinó que era conveniente trasladar Casa Presidencial, de manera definitiva, hacia otro sitio. Se concluyó que el lugar más indicado para instalarla era el ministerio de relaciones exteriores, sobre la calle que conduce hacia Nueva San Salvador.
Después de los terremotos del 2001
Destinado originalmente para el lujoso El Salvador Country Club, este hermoso edificio de cemento armado y amplios jardines fue construido por el ingeniero civil, y arquitecto salvadoreño, Daniel C. Domínguez. Fue inaugurado el domingo 4 de julio de 1926, con una gala nocturna presidida por el presidente Alfonso Quiñones Molina.
En una de sus escalinatas destacan cuatro estructuras de mármol con influencia de estilo Clásico, que fueron elaboradas en Italia, en 1900, las cuales fueron importadas al país por la firma A. y A. Ferracuti.
El Country Club se usaba para fiestas y recepciones. Los presidentes de países centroamericanos asistieron a banquetes de Estado. Cada fin de año se celebraba una fiesta de etiqueta. Las amplias y cómodas instalaciones de este centro social lo convirtieron en el lugar preferido de los presidentes de la época para celebrar sus banquetes oficiales.
En 1953, la asociación que dirigía el Country Club dejó expirar el contrato por el terreno, por lo que dicha edificación pasó a propiedad del Estado salvadoreño. Luego de los trabajos de remodelación, realizados a finales de esa década, pasó a ser sede de los sucesivos titulares, personales y oficinas del ministerio de relaciones exteriores.
Tras la puesta en marcha de los operativos mínimos de seguridad necesarios, desde fines de febrero de 2001, el presidente Flores compartió algunos locales de esa casa de gobierno con las secretarías privada, jurídica y técnica de la presidencia de la república.
Desde el sábado 10 de febrero del 2001, el ministerio de relaciones exteriores trasladó una parte de sus oficinas a una residencia alquilada en la colonia San Benito, y la otra a Centro de Gobierno.
Actual Casa Presidencial
La actual Casa Presidencial (también llamada Oficina Presidencial) cuenta con un salón de honor, donde se realizan conferencias y recepciones, y donde los mandatarios han entregado las principales condecoraciones del país, tanto a personas nacionales como extranjeras debido a sus méritos en favor de la patria salvadoreña.
Este salón tiene tres pinturas importantes en sus paredes, que fueron trasladadas de la antigua CAPRES en San Jacinto: José Matías Delgado, Manuel José Arce y Gerardo Barrios. Antiguos empleados de la casa de gobierno afirman que estas pinturas son originales. Además del salón de honor, están el salón diplomático y el salón de los ministros. Al interior también puede encontrarse el despacho presidencial, el despacho para la vicepresidencia y distintas secretarías de gobierno.