En medio de la emergencia mundial por la pandemia del COVID-19, el Plan Control Territorial implementado por el Gobierno del Presidente Nayib Bukele, ha logrado mantener el orden, control y disciplina en el sistema penitenciario, evitando disturbios y motines como solía ocurrir en pasadas administraciones.
“En (el penal de) Mariona hubo muertos, descabezados, extorsiones internas. Hoy tenemos cero amotinamientos, en el sistema impera el orden, control y disciplina“, confirmó el director de Centros Penales, Osiris Luna.
El funcionario explicó que esto se debe a las medidas tomadas en el marco del Plan Control Territorial para evitar que desde el interior de las cárceles se ordene el cometimiento de delitos en contra de la población salvadoreña.
En El Salvador no se registran amotinamientos de presos en medio de la emergencia por la pandemia del COVID-19 como ha sucedido en otros países de América Latina. Medios internacionales han reportado que en al menos de 10 cárceles de Colombia los reclusos se amotinaron en marzo pasado en reclamo por la falta de condiciones para hacer frente al contagio de COVID-19.
Episodios similares se registraron en Italia y Brasil como respuesta al miedo que existe entre las personas privadas de su libertad ante esta nueva enfermedad.
Desde que inició la emergencia, el Gobierno del Presidente Bukele ha tomado las medidas de prevención necesarias para disminuir el riesgo de contagio en las cárceles, garantizando la salud de los internos y del personal penitenciario. Hasta la fecha, se reportan cero casos activos de coronavirus entre los reclusos.
Como parte de la prevención y control del COVID-19, se están aplicando estrictos protocolos sanitarios y a diario se realizan jornadas de limpieza en celdas, áreas comunes, recipientes de alimentos y parqueo.
Sumado a ello, la Dirección General de Centros Penales, a través de los programas de rehabilitación y reinserción a privados de libertad, produce diariamente miles de mascarillas y alcohol gel, insumos que son distribuidos en el mismo sistema penitenciario como un mecanismo de autosostenibilidad en la emergencia por el COVID-19.