El Gobierno del Presidente Nayib Bukele ha tenido que enfrentar durante un año la pandemia de COVID-19, no solo sin el acompañamiento de la Asamblea Legislativa, sino también con el boicot hacia la estrategia sanitaria pública.
A menos de una semana que se instale la nueva Asamblea Legislativa, el panorama que se vislumbra es esperanzador, con diputados que están en la misma sintonía del Ejecutivo el resultado tiene que ser en favor de la población.
Los planes de modernización del sistema hospitalario de salud público tendrán el respaldo del Legislativo. En menos de dos años de la administración del Presidente Nayib Bukele ha sido evidente el avance en los planes de desarrollo en infraestructura, compra de equipos médicos, contratación de más personal, abastecimiento de medicamentos, entre otros.
Para efectuar todas esas mejoras hubo necesidad de correr porque era urgente fortalecer el sistema hospitalario ante la inminente llegada del COVID-19. El Gobierno tuvo que ser ingenioso y reestructurar presupuestos entre todas las carteras del Gobierno para tener un fondo económico.
El Salvador es de los pocos países que presupuestó dinero en el 2019 para el manejo de la pandemia. Después de un poco más de un año luchando con la crisis sanitaria, el resultado obtenido por el Gobierno es satisfactorio al mantener la menor cantidad de personas contagiadas y letalidades a causa de la enfermedad.
Esto demuestra que, a pesar de una Asamblea hostil, se ha salido adelante cumpliendo el gran objetivo que el Presidente trazó desde el inicio de la crisis sanitaria: salvaguardar la vida de la mayoría de la población.
Con la mayoría de diputados que llega a conformar la nueva Asamblea Legislativa, el trabajo articulado del Gobierno se extenderá al Legislativo para trabajar coordinados en función de las políticas y estrategias que vayan en la misma dirección, en busca del desarrollo de los ciudadanos.