En julio de 2020, aún en medio de la pandemia y su impacto sobre la actividad económica mundial, los salvadoreños migrantes ratificaron su compromiso con sus familias y la confianza en el futuro del país.
El Banco Central de Reserva (BCR) reportó que el mes pasado el ingreso por remesas familiares ascendió a $553.05 millones, el monto más alto en 29 años (desde que el Banco lleva el registro).
Entre enero y julio de este año, los compatriotas migrantes han aportado $3,076.3 millones, a través de diferentes mecanismos, para la economía nacional.
Si se compara con el monto recibido en julio de 2019, es un aumento de 14.1 %.
Una de las lecturas que se obtienen de esta información es que, frente a una mejoría en sus ingresos o en su situación financiera, los compatriotas mantienen a sus seres queridos que viven en El Salvador como una de sus prioridades.
También es importante advertir que no se había observado una recuperación de este nivel después de una situación de fuerte contracción económica, ni siquiera durante la crisis financiera de 2008/2009 que también provocó una caída en las remesas.
El envío de remesas familiares incluye abonos a cuentas de banco, recargas, transferencias a través de intermediadores y remesas en especie. Los esfuerzos de los salvadoreños en el exterior aportan el equivalente a una quinta parte de la producción anual nacional.
Estados Unidos es el principal origen de estos envíos: en términos prácticos, $9 de cada $10 millones vienen de este país. Le siguen Canadá, Italia, España y Guatemala.
El Gobierno del Presidente Nayib Bukele abogó por los compatriotas migrantes, para poder estabilizar su situación migratoria y no se detendrá en estos esfuerzos. El compromiso también es ayudar a que la población más vulnerable supere también el impacto de la pandemia.