Las importantes decisiones que ha ejecutado el Gobierno de la República para generar confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, el manejo de los recursos en esta emergencia por COVID-19 y la mejora en el grado de liquidez y capacidad de financiamiento que hoy tiene el país, luego de la asignación de $389 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI), han permitido que El Salvador mantenga su calificación en “B”, según la agencia Standar & Poor’s.
Por ello la agencia califica como “positivo” que el FMI y otros organismos den liquidez a la economía salvadoreña, sobre todo en un escenario donde hay un riesgo en las operaciones de traslado de deuda de corto a largo plazo (algo conocido como rollover) por el COVID-19.
Sin embargo, Standar & Poor’s considera, más allá de la pandemia de COVID-19, que el Gobierno del Presidente Nayib Bukele ha hecho “cambios importantes” en materia institucional, incluyendo la transición política ordenada, menor polarización política y un buen clima de aprobación de financiamiento, como la última aprobación del techo de deuda de $2,000 millones por parte de la Asamblea Legislativa.
“Estos factores, una vez los riesgos sanitarios de la pandemia terminen, permitirán que la administración pública siga centrada en la lucha contra la delincuencia y en el fortalecimiento de la relación con el sector privado”, destaca Standar & Poor’s en su análisis,
Además, la agencia ha evaluado la posibilidad de mejorar la calificación si en los próximos 12 meses las políticas de reactivación económica, luego del COVID-19, dan resultados positivos, sobre todo en el tema de los empleos y los ingresos.
En este momento el Gobierno del Presidente Bukele está comprometido con la salud de los salvadoreños y la lucha contra el COVID-19, aunque no ha desatendido los temas económicos, sobre todo con los sectores más vulnerables, a quienes se les está entregando una ayuda de $300.