Con los $350 millones desfalcados al erario en el caso Saqueo Público, encabezado por el expresidente prófugo Mauricio Funes, el país podría haber ejecutado importantes obras para el beneficio de millones de salvadoreños.
Prueba de ello es que, con dichos fondos, se pudieron destinar los $200 millones de dólares para la reconstrucción, remodelación de infraestructura y equipamiento tecnológico de al menos 186 centros escolares en departamentos con alto Índice de Pobreza Multidimensional.
Los restantes $150 millones hubiesen sido de utilidad para la construcción de las tres fases del Hospital El Salvador; la finalización del baipás Camino a Surf City de La Libertad, que comprende 6.5 kilómetros con una inversión aproximada de $60 millones, y a la construcción de 16 Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO), como parte de la Fase II del Plan Control Territorial.
El monto de lo defraudado por esta estructura de corrupción también pudo ser utilizado para los $350 millones en inversión en la política de Primera Infancia, para mejorar la infraestructura escolar y la formación docente, así como para la adquisición de los dispositivos electrónicos con los que se está dotando a maestros y estudiantes del sistema público.
El Gobierno del Presidente Nayib Bukele, a pesar de enfrentar una deuda millonaria heredada por las pasadas administraciones y una crisis sanitaria mundial, ha logrado acceder a fondos y préstamos con tasas de interés privilegiadas para continuar con proyectos sociales que están permitiendo al país caminar hacia el desarrollo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Esta estructura, formada por el expresidente, amigos y familiares, dejó sin oportunidades a miles de salvadoreños, quienes ahora tienen en el Gobierno del Presidente Nayib Bukele una respuesta a las necesidades que heredaron de administraciones malversadoras de los fondos públicos.