Esta semana se cumplen seis meses desde que el Gobierno del Presidente Nayib Bukele tomó las primeras medidas para la contención de la pandemia por COVID-19, las cuales han resultado ser efectivas, pese al constante bloqueo de la oposición política dentro de la Asamblea Legislativa y desde la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
El 16 de marzo, el mandatario anunció la suspensión indefinida de clases y el cierre de restaurantes, bares y discotecas, así como de los escenarios deportivos y aeropuertos, lo que contribuyó a evitar una escalada de contagios. Paralelo a esto, el Gobierno se preparó y, con visión estratégica, hizo mejoras y adecuaciones en centros hospitalarios, además de adecuar hospitales para enfrentar la pandemia.
El Gobierno, a través del Ministerio de Salud, tomó todas las medidas para contener el virus por medio de una cuarentena estricta, medida que fue objetada por la Sala de lo Constitucional y algunas bancadas legislativas, exponiendo a la población con el claro afán de desestabilizar al Ejecutivo y dañar la imagen del Gobierno.
Pese a todo, El Salvador es el país de Centroamérica con menos casos confirmados de coronavirus, y el segundo que ha hecho más pruebas para detectar la enfermedad. Esto ha sido posible, en parte, a la política de acercamiento con naciones hermanas que han sido clave en materia de cooperación, entre ellas Estados Unidos.
La labor de concienciación en la población también ha sido clave, pues ante la apertura desordenada que ordenó la Sala de lo Constitucional, a partir del 24 de agosto, los casos se han mantenido a la baja, producto de que los salvadoreños han vuelto a sus actividades con orden y respetando las medidas sanitarias.
Los restaurantes y negocios han hecho una reapertura ordenada, lo cual ha contribuido a las cifras de contagios y fallecidos no incrementen. El Gobierno reitera el llamado a todos a que no se expongan al virus, evitando las aglomeraciones y siguiendo las medidas de higiene que hasta la fecha se han tomado.