El Gobierno trabaja en lograr un equilibrio en su situación financiera, después de más de 40 años de administraciones públicas que solo complicaron más el problema. Como parte de estos esfuerzos, el Presidente Nayib Bukele ha dado la instrucción directa de proteger el bienestar de los hogares salvadoreños. El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, explicó que cualquier acción orientada hacia corregir el desequilibrio fiscal de manera gradual no afectará el bolsillo de las familias.
Los indicadores con los que se prevé lograr una mejora son la relación entre el gasto y los ingresos, así como el peso que tiene la deuda pública total. Hay un reto adicional: recuperarse del impacto que tuvo la pandemia del COVID-19 en la utilización de los recursos, tal como ha sucedido en el resto de los países afectados.
Una de las medidas que mencionó el ministro de Hacienda y que ha sido exitosa es el Plan Antievasión. La fase 1 ha dejado un aproximado de $345.9 millones en fondos públicos identificados y recuperados de contribuyentes que no habían declarado sus impuestos de manera correcta.
Otras iniciativas que el Gobierno pondrá en marcha con trabajo coordinado entre las instituciones son la factura electrónica (la eficiencia en los trámites permite ahorros), estabilización del gasto público, mantener los impulsos a la inversión privada y a la recuperación económica. La obtención de créditos con organismos multilaterales también ayudará para que la deuda pública se pueda manejar mejor. Son tasas bajas, con años de gracia y largos plazos para el pago.
Junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno analiza qué alternativas adicionales pueden considerarse para estos objetivos. En este contexto, el incremento al IVA está descartado. “He sido rotundo y claro con eso: no vamos a incrementar el IVA. Fue mi primera posición con el FMI”, afirmó el ministro de Hacienda.
Durante la pandemia y en tiempos de bloqueo político, el Gobierno demostró que tiene una sólida capacidad de gestión. La respuesta a la pandemia fue exitosa y, además, no se descuidó ninguno de los programas sociales ni de estímulo a la inversión.