La pandemia tiene a prueba la capacidad de reacción de los gobiernos y cuán preparados están los sistemas de salud pública. El Salvador pasó ambas pruebas. Demostró una excelente articulación del Gobierno en el abordaje de la crisis sanitaria que permite mantener los índices más bajos de contagios y letalidades en la región.
El jueves se cumple un año desde que el Presidente de la República, Nayib Bukele, informó a la nación a través de una cadena nacional de radio, televisión e internet, que se había confirmado el primer caso de COVID-19 en El Salvador.
Un salvadoreño que se pasó de Guatemala al país por un “punto ciego” en el municipio de Metapán, Santa Ana, es el posible caso cero. El 18 de marzo del año pasado, el temible virus ya había entrado al territorio.
Un año después de la confirmación del primer caso hasta esta fecha, el Gobierno reporta 62,531 casos confirmados (acumulados) de los que han fallecido 1,958 pacientes.
Al comparar esas cifras con el resto de países vecinos, El Salvador es el que menos afectado ha salido por la pandemia, con respecto a contagios, y esto se debe a la estrategia de prevención y la reacción del Gobierno en el manejo de la crisis.
Las acciones implementadas por el Gobierno antes y durante la pandemia son ejemplo para otros países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió al ministro de Salud, Francisco Alabi, documentar las estrategias para que sirvan de ejemplo.
El abordaje de la pandemia implicó las medidas para contener al máximo el ingreso del virus, mientras se reforzaba el sistema de salud paupérrimo que dejaron los pasados gobiernos; además, la construcción del Hospital El Salvador, el centro especializado más grande y moderno de Latinoamérica; la entrega de kits con medicamentos y vitaminas a todas las personas con síntomas similares de COVID-19; los tamizajes comunitarios, entre otras.
Justo un año después de la pandemia el país inicia el plan de vacunación priorizando los grupos de la población para ser los primeros en recibir el antídoto contra el virus. El Gobierno tiene planificado vacunar a 4.5 millones de personas de manera segura, ordenada y lo más rápido como sea posible para alcanzar la inmunidad y salvaguardar la vida de los salvadoreños.