Los esfuerzos por limitar la propagación de COVID-19 y proteger la vida de los salvadoreños se reafirman con la implementación de cada acción preventiva que el Gobierno del Presidente Nayib Bukele desarrolla cada día.
En la región centroamericana están registrados 18,338 letalidades debido al virus. Cada gobierno ha tomado acciones sanitarias preventivas individualmente, en un año de pandemia. El Salvador es de los que menos fallecidos registra.
En el país están reportados 1,583 decesos, uno de los países con el índice de mortalidad más bajo, incluso, del mundo. La tasa es de 24.65 muertes por cada 100,000 habitantes.
Por contrario, Guatemala es el país de la región con la mayor cantidad de víctimas fatales a causa de la enfermedad con 5,469 muertos, equivalente a una tasa de 31.71 fallecidos por cada 100,000 habitantes.
El virus también ha golpeado con fuerza a Panamá en donde reportan 5,100 muertes por COVID-19 (122.10 muertos por cada 100,000 habitantes).
El sistema de salud pública que ha demostrado estar mejor preparado en la región es el salvadoreño, luego que el Gobierno hiciera una millonaria inversión en reforzarlo debido a que la pasada administración del FMLN lo dejó prácticamente en ruinas.
La capacidad instalada en la red hospitalaria pública es la de mayor capacidad en Centroamérica con una disponibilidad de más de 2,000 camas entre cuidados intermedios y Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Durante esta pandemia ha quedado demostrado que es necesario contar con la mayor cantidad de UCI y personal especializado para atender y recuperar a pacientes con cuadros de salud críticos.
Contar con los recursos necesarios, en cuanto a los equipos médicos, así como respiradores mecánicos, además del personal profesional, es clave para ganar la batalla al virus que en el mundo ya se cobró la vida de más de dos millones de vidas.